¿Cómo avanzar en la diversificación turística sin demagogia?

 
Redacción
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Cada semana escuchamos de diversos líderes de opinión, incluyendo a **Enrique de la Madrid**, el secretario de Turismo, que es necesario diversificar la llegada de los viajeros internacionales a México, pues sigue altamente concentrada en Estados Unidos.



En números redondos, hoy seis de cada diez viajeros de otros países provienen de la Unión Americana, aunque ha habido momentos en que la proporción ha estado arriba de siete por cada diez.

La razón por la que ahora se habla de que sería más sano si la relación fuera de cinco a uno, pero con un volumen de viajeros en aumento, tiene que ver con los temores que genera la llegada de **Donald Trump** a la presidencia de Estados Unidos.

Ya en otros años, el más reciente 2009, hemos visto cómo la caída del mercado estadunidense se convierte en un problema de grandes magnitudes para México.

Así es que ciertamente resultaría deseable traer más turistas de otras latitudes, aunque para lograrlo habría que tomar decisiones difíciles y riesgosas que van mucho más allá de las declaraciones.

El elemento clave sería canalizar más presupuesto del Consejo de Promoción Turística de México (CPTM), que preside **Lourdes Berho**, a los mercados emisores de América Latina, Europa y Asia, quitándole fondos a Estados Unidos.

Aunque el CPTM está enrolado en una estrategia de modernización en la que se utilicen de forma creciente las nuevas herramientas de mercadotecnia personalizada, también es cierto que no resultaría prudente pelearse con los grandes jugadores tradicionales.

Así es que si de verdad la apuesta es que la llegada de viajeros estadunidenses a México crezca a dos dígitos el próximo año, pero que además el pastel se distribuya de forma diferente, no queda otra que asumir algunos riesgos. En pocas palabras, hay que dedicarle más dinero a esos otros mercados y menos al del vecino del norte, pero sin entrar en una confrontación que genere un saldo negativo.

Hoy, 18 de cada 100 viajeros internacionales estadunidenses van a México, según las cifras del CPTM; 28.9% lo hacen a Europa; 16.4% al Caribe; 10.5% a Asia y 9.5% a Canadá.

Algunos de los problemas de querer, a través de los recursos públicos, impulsar un cambio en estas proporciones tienen que ver con distancias geográficas, comportamiento de las economías locales y situaciones políticas específicas.

Por ejemplo, Colombia o Brasil que hace poco tenían aumentos de dos cifras hacia México, este año han sufrido caídas que en el caso del primer país es del orden de -4.6 por ciento. En cambio otros que ni se veían, como Argentina, están creciendo 18.45%, junto con 6.8% del Reino Unido y 16.7% de Corea del Sur.

Bienvenida la diversificación, entonces, pero la clave sería hacerlo sin quererle “morder la cola al tigre”. Por su posición geográfica, conectividad aérea, clima e intercambio comercial ningún otro país puede ser tan rentable turísticamente como Estados Unidos.

Es cierto que generaría fortaleza a México tener una relación menos dependiente hacia la Unión Americana. Pero sería mucho peor “enfriar” esa relación, si no se tiene una estrategia clara y efectiva para compensarla.



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